La Biodanza utiliza elementos tan básicos como el movimiento, el canto y el grupo para conseguir que las emociones y los instintos, que son el motor de nuestra vida vuelvan a tener el sabor y la textura que necesita nuestra vida para alcanzar su plenitud.
La práctica de la Biodanza ayuda a entrar más profundamente en la grandeza de lo cotidiano y de lo sutil, ya que ayuda a despertar nuestros sentidos y nuestra sensibilidad para percibir cada pequeño detalle de la vida con más intensidad. Rolando Toro, solía mencionar mucho una frase de Rainer María Rilke “Lo cotidiano habla en voz baja de lo eterno”.